Investigación en curso

Universidad de Buenos Aires

PROGRAMACIÓN CIENTÍFICA 2018 2021

El objetivo de esta investigación consiste en abordar el impacto de las llamadas industrias
creativas en Buenos Aires en el surgimiento de una nueva fracción de las clases medias,
denominada “clases creativas”. Consideramos aquí el término industrias creativas en un sentido amplio, es decir no sólo nos referimos a los bienes habituales vinculados al arte como libros,música y cine, sino también diseño, producción de software, bienes espirituales y tecnología. De este objetivo general se desprende el análisis de  nuevas dinámicas laborales en la vida cotidiana y como inciden en la proliferación de una diversidad de estilos de vida no convencionales así como nuevas formas del gusto artístico que tienen impacto en la ciudad. Si pensamos en términos de la obra de Bourdieu centrada en el análisis de clase de los consumos culturales, nos interesa poner el foco en la nueva pequeña burguesía.  Este objeto de estudio lo venimos observando en nuestros sucesivos proyectos de investigación desde la segunda mitad de los años noventa a partir de la renovación de la economía y de otras formas de publicidad, cuyos resultados los publicamos en la compilación
Imágenes publicitarias, nuevos burgueses. (Wortman, 2004), también en Intermediarios culturales y construcción de hegemonía (Antonelli, 2003) y fue abordado en la investigación sobre Intermediarios culturales (2011-2014). Habiendo pasado más de dos décadas de esa investigación, nos volvemos a preguntar sobre estas nuevas clases medias teniendo en cuenta que -como señala Van Dijck (2016)- vivimos en una cultura de la conectividad y muchos de esos emprendimientos creativos son on line. Nos preguntamos entonces lo siguiente, cómo son sus estilos de vida, qué impacto urbano han provocado, pero a partir de una transformación de los modos de producir bienes culturales. ¿Podemos hablar de nuevas estéticas? ¿Que implican estas nuevas ofertas culturales en casas, esto es en espacios privados? ¿Qué cambios observamos en términos de consumos culturales y de construcción de identidades sociales en la actualidad en relación a dos décadas atrás?

En general el campo de estudios asociado al fenómeno delimitado en los años noventa vinculado a la generación, promoción y desarrollo de las industrias creativas se ha pensado más en relación al impacto económico, en términos de desarrollo, que en términos de clases sociales o de impacto urbano. Así es como en el campo de las políticas culturales y las políticas de empleo, funcionarios y gestores culturales han visto en ese universo un filón para salir de las crisis de desempleo y promover otros espacios de desarrollo económico con consecuencias sociales, y espaciales.

Podríamos decir que esa perspectiva económica de las industrias culturales está vinculada a la teoría del derrame económico y es por esa lógica que gobiernos de nuevo estilo más centrado en el éxito de la gestión y la idea de administración han puesto la lupa en promover estos emprendimientos. Tambien se ha visto en ellas un objeto de formulas renovadas de las políticas culturales. Así áreas institucionales estatales se han renombrado a partir de este nuevo discurso según fue señalado en el punto anterior. Vía políticas culturales españolas  que tradujeron estas primeras puestas en escena originadas en el Reino Unido, estas ideas llegaron a América Latina. Tanto en gobiernos llamados “progresistas” como en los nuevos escenarios que se empiezan a delimitar, las industrias creativas ocupan un lugar significativo. Tambien en términos de desarrollo y como consecuencia de esta perspectiva economicista orientada a la privatización social y al potenciamiento del capital privado, aparece la cuestión de pensar la ciudad en términos de distrito. Toda una novedad en una ciudad como Buenos Aires, caracterizada muchas veces como ciudad de mezcla (Sarlo, 1994).   Así es que empieza a desarrollarse desde políticas públicas, como desde el mundo empresarial inmobiliario, la posibilidad de usar la cultura como factor de mercantilización de lo público y enaltecimiento de zonas degradadas. Por otra parte, fue menos o casi nada estudiada la dimensión urbana de estas industrias al estilo como fue pensado críticamente en UK y tampoco en términos de estructura social… En esta investigación nos interesa pensar esta cuestión es decir, que tipo de relación se establece entre estas nuevas industrias creativas a partir de su presencia significativa en el PIB y en la creación de empleo y cómo se podría articular este nuevo fenómeno como la generación de nuevas fracciones de las clases medias, en términos de imaginarios, estilos de vida, consumos y posicionamientos identitarios.

Esta cuestión nos lleva a otro debate vinculado a la relación entre clase social y gusto.  Estas nuevas estratificaciones sociales vinculadas a empleos culturales de nuevo tipo, los cuales habrá que delimitar dada la variedad, hay viejos y nuevos empleos culturales, ¿qué tipo de consumo generan?  De qué manera podemos asociar estos nuevos estratos sociales con las categorías planteadas por los sociólogos británicos en términos de consumo omnívoro y cosmopolita (Peterson, 2005) y por nuevas investigaciones que hacen referencia a un nuevo cosmopolitismo, (Cichelli, Octobre y  Riegel 2016)

La articulación de las variables: industrias creativas, clases creativas, espacios gentrificados y consumos culturales que sustentan este proyecto, lleva a formular los siguientes interrogantes. ¿Qué es lo que interesa cuando se dimensiona culturalmente el desarrollo urbano desde un área económica de gobierno municipal? ¿Interesa el acceso democrático a la ciudad, interesa generar demanda económica – centros comerciales, hoteles, departamentos de lujo, interesa generar rentabilidad, interesa acceso a los bienes culturales, interesa generar más ciudadanía, ¿todas estas cuestiones son compatibles?:. ¿Qué significado adopta la dimensión cultural cuando se trata de potenciar la rentabilidad económica? La dimensión cultural ¿contribuye a dar cuenta de valores postmateriales vinculados a habitar con más calidad de vida la ciudad? ¿O se concibe a la cultura en un sentido instrumental, al servicio de la rentabilidad económica y como adorno para embellecer viviendas y restringir el acceso, para la distinción y la diferencia? Si esto no es así, ¿desechamos esta concepción o le damos nuevos sentidos? ¿Qué tipos de consumos culturales se derivan en áreas gentrificadas?